miércoles, 18 de marzo de 2020

SOMOS LO QUE HAY, 2010 / WE ARE WHAT WE ARE, 2013

#AnocheVi Somos lo que hay (Jorge Michel Grau, 2010), y luego luego me eché su "refrito" estadounidense, We are what we are (Jim Mickle, 2013).
 En dos universos paralelos, dos familias tienen que enfrentarse a la trágica pérdida de su cabeza. Era su miembro más importante quien se encargaba de llevar a cabo el ritual que las definía y les daba el sustento para continuar sobre este valle de lágrimas. Así pues, dos familias, una mexicana y otra gringa, deberán seguir adelante con el terrible secreto que las une: comerse a una mujer inocente, en una ceremonia inexorable.

  Y básicamente éso es lo único en común. Mientras la gringa vive en un eterno pueblito puritano —tan lejos de la civilización y tan cerca de Dios—, la mexicana hace su despapaye en plena guerra contra la delincuencia [sic] de Calderón. Podemos decir que la de Grau es una de las últimas películas sobre el crimen en la Ciudad de México que valen la pena. En ese sentido, la muerte del padre empieza a cocinar una intriga familiar sabrosa. Se va creando de manera sutil… pero, desgraciadamente, no estoy seguro que sea sólo porque los realizadores querían imprimirle un estilo "elegante", por autocensura o para que toda la atención se vuelque en los momentos de thriller policíaco, que son bastante pobres: no tienen otra cosa que decir de los policías mas que son incapaces y corruptos, y éso ya lo sabemos.
 Por su parte, el de los Parker es un drama macizo. Cada elemento cuenta y cae por su propio peso: desde la tempestad del inicio hasta la fotografía en tonos azules salpicada de claroscuros sepia. Incluso el "antagonista" tiene una poderosa motivación para hacerles pagar caro. Todos estos elementos sirven para intimar con el mundo de este matriarcado de a mentis (como el que a muchos ridículos les gusta presumir). Con la muerte de la madre se pone en claro la careta detrás de la que se oculta el padre autoritario. Él es quien produce tal tensión entre el resto de los personajes, que parece que la única salida debe ser la liberación total contra ese matriarcado que (literal) devora a sus hijas.

 Claro que la inversión de muertos no significa que en Somos lo que hay los papeles femeninos no estén en entredicho. De hecho, las mujeres son quienes hacen y fabulan todo lo necesario para mantener el orden cósmico, el cual no está para nada definido. Mientras, los hijos compiten para ver quién se queda con el rol del papá borracho que aprovecha cualquier ocasión para irse de putas.
  A muchos críticos les pareció que la mexicana se queda a medias; y, si bien, es irritante no saber qué pedo, por qué hacen éso (aun más en una locación donde antiguos dioses esperan con ansias volver a comer carne humana) al final tiene mérito que su entramado fuera tan abierto, y así nos dieran la oportunidad sacar nuestras propias conclusiones. Personalmente, no pude evitar verla con cara de fuchi. El hecho es que We are what we are es una gran adaptación del guión de Grau a las obsesiones gringas, que se torna en viaje sentimental por el horror humano; por su parte, la versión original parece limitada por la visión fría y lejana de quien critica los "caracteres nacionales". Ahora bien, tuve que pasar bastante tiempo repasando el sabor que dejó en mi boca para aceptar que, aparte de que estamos más acostumbrados a las sensibilidad gringa, que tal vez, en estos tiempos en los que nos sentimos con el valor suficiente para linchar a cualquier pendejo con cara de rata al grito de "los buenos somos más", tal vez este cuento de terror en el que la pendejez e impunidad son las protagonistas sea el que nos merecemos.
 En fin, le pongo a Somos lo que hay 7 pozolitos de carne humana de 10, nomás porque Daniel Giménez Cacho repite uno se sus personajes más chingones, ¡y shot por cada vez que digan "puta"!

No hay comentarios.: