Exvoto en ovillejos. Pinta el autor esa vieja leyenda de unas mujeres, que en noches de puente o muelle semanal, juntábanse en el atrio de una reconocida iglesia (dominica, más por su posición en el calendario) y, desatando el talle natural otorgado a cada calavera, salían volando a ser calamidad de los nervios de los pobres vecinos de esta real CDMX. Y las llamaban “Mujeres Quítate-piel”, pues el suyo propio era el único pedazo de carne al que respetaban, teniendo consideración de hablarle mientras la desgarraban, deshuesaban y arrimaban bajo la Cruz; quedándose ellas en los puros huesos. El lector ya se podrá imaginar que nuestro poeta no servía para componer piadosos exvotos. En efeto, muy temprano lo cambiaron de profesión, fungiendo ahora como asado del Santo Oficio: que este primero no se halló acabado. No se sabe si cambia a irregulares liras porque intentaba relación de elevaciones. Estamos seguros que, por ser mexicanito, no pudo escapar del elogio a la Muerte común de su pueblo. Aunque consta en actas que dijo que escribió inspirado en la festividad gringa de Jal O'güín, que viene a ser de Todos los Santos; aquella en la que se nos da la oportunidad de embozarnos como clarines, vampiros, ironmanes, calabazas, jacks o rameras para acosar al humilde empleado exigiéndole golosinas y dineros. El lector no tiene porqué creerle ni respetarle.
de quien retrato adoro.
Bien pensado, llamar débole Exvoto.
Que no es que quiera dármelas de doto,
muy al contrario; tampoco
se las doy -las gracias, digo-, por loco,
a Amor tenerme en brasas.
Apuntando sus trazas,
es Exvoto plástica relación,
con pintura hilación
narrada de un suceso milagroso,
desentuerto mágico y prodigioso.
Desde su escorzo, el gusto en queja amarga,
su autoridad alarga:
“¡Es terrible puchero de colores!
¡Por tus patas trazados los horrores!
¡Batida por tu dedo,
la mistura de un pedo!”
De Orión cuna, o sea vino,
contar las partes del monstruo divino,
mi intención, lo que importa, es, ¿no es ansí?
Te lee, pues, un retablo hecho por mí.
Vistote hé, prodigando caricias
a un de evasé rubíes.
Ríes, ríes:
exige mil albricias
tu Lucero dentata.
Ya me aloca, me tortura, me mata.
Si no Acteón, tal vez un Ifigenio,
caí en trino incendio.
Tras ti anduve -yo, vil sacro rumiante-,
hacia unas aras, hasta una cruz ante.
Coloradas rosas entre, azucena
ya llegas, presto, á escena.
Rubicundo despires
a tu fiel invitado, y sin que mires,
me oculto notando te faltan menguas;
papiro entre las lenguas
que imprimen por emblema:
“¡Quema! ¡Quema!”
Encrenchastes ingenuas
flamas con marfil cuña.
¿No te abrasa, te consume, te duña?
Gozo salamándrico, pues vi ciento
cabellos siendo, cabe firmamento,
corona a las pareadas:
ya Sirio, ya Alcor Ulsa,
pulsa, pulsa.
Resueltas destelladas
al Cosmos amenazan;
a bajel, a mariposa, a lata asan.
No bien preciaba el süave hielo
en que ardía tal Cielo, una grieta avanzó.
Tornándola en hebras,
quiebras, quiebras
(témpano se destrozó
también, torre de cristal)
frente, ojos, nariz: texto ornamental.
(A faldas de la torre,
amapola en talegas
siegas, siegas.
Esta vendimia corre
airosa, cae fulgente;
terrible, espectral, fantásticamente.)
Desviéme hacia una nebulosa
coralina, lustrosa
y engastada de perlas.
Sobre tronco níveo pude verlas;
y en base de éste, sutiles raíces
descendían. Raíces
líquidas luego vílase transformar:
los ríos en los que muchos van a dar.
Pues admirados ven cómo se elevan:
mientras suspiros llevan,
a convexo ascienden Cielo segundo.
(¡Vaya, los mariposones del mundo!)
Ya llega destronando,
cúpulas separando.
A remate de alhaja
raja, raja,
ya se precipitando.
Nunca dama graciosa:
si antes Ninfa, luego Pupa, ya Diosa.
*FUENTE DE LA IMAGEN: https://www.deviantart.com/corvuscallosum/art/A-Skin-Suit-for-Your-Skeleton-423835447
No hay comentarios.:
Publicar un comentario